LA
INNOMBRADA SEGUNDA ISLA DE COLÓN
Fernando
Tola de Habich
De
acuerdo al diario del primer viaje de Colón, al menos tal como lo conocemos en
la transcripción y resumen de Bartolomé de Las Casas, entre San Salvador y
Santa María de la Concepción existe una isla intermedia a la que la armada
colombina llega al mediodía del 15 de octubre de 1492[1].
Sin
embargo, esta isla –la segunda que ve Colón al llegar a América– no es
mencionada en su Historia de las Indias por Las Casas, ni por Hernando Colón,
ni por Bernáldez; tampoco hacen referencia a ella los historiadores tempranos
Mártir, Gómara y Oviedo, quienes ignoran todo sobre las primeras islas; y menos
aún se ocupan de ella los historiadores contemporáneos como Cappa, Madariaga,
Morison, Ballesteros Beretta, Guillén, Gandia, Heers, Fernández Álvarez, Szaszdi,
Arranz y Fernández Armesto.
Es
cierto que no tiene importancia en cuanto isla por no ser visitada ni bautizada
por Colón, pero si tiene valor histórico registrar que esta segunda isla a la
que llegó en 1492 el descubridor de América, solo mereció un acto de desprecio
debido a que vio en lontananza una isla más grande, acto que, además implica
también una actitud selectiva en el recorrido de Colón por el Caribe.
Fernández
de Navarrete opina que Colón llama con el nombre de Santa María de la
Concepción a un conjunto de islas, que actualmente se llaman Los Caicos (y es
de suponer que ahí estaba incluida “la innombrada”), en base a que la nota del
16 de octubre del diario, se inicia refiriéndose a que partió de “las islas de
Santa María de la Concepción”, plural que le sirve para dar sentido a su
hipótesis.
Consuelo
Varela, la gran especialista en Colón, en su síntesis del primer viaje no solo
no menciona esta isla no bautizada, sino que va más allá y tampoco registra el
descubrimiento de la isla Santa María de la Concepción, pero peor aún, anota
que el descubrimiento de la isla Fernandina fue el 15 de octubre y no el 16 de
octubre como señala el diario (desliz originado seguramente por la confusión de
fechas que aparecen en el diario para los días que van del 15 al 17 de octubre
de 1492, y sobre el que estoy tratando de escribir un artículo).
Otro
sorprendente fallo de lectura se produce en el texto en que otro especialista
en Colón, Varela Marcos, analiza el recorrido de Colón por Las Antillas, pues
no solo olvida la isla innombrada sino que sitúa la llegada a Santa María de la
Concepción al mediodía el 15 de octubre y señala que desembarcaron al noroeste
de la isla, lo cual se realiza, según el diario, al día siguiente, 16 de
octubre.
Quien
sí menciona la isla intermedia, aunque sin hacer el menor comentario, es
Manzano, pues sigue literalmente al diario de Colón.
Ramos,
en su edición del diario (1995), lamenta que las Casas no trasladara el nombre
de esta isla donde no desembarca, pues así “no se habrían originado las
confusiones que se han producido en el identificación del itinerario colombino
en esta parte”.
En
mi opinión, lo más probable es que Colón no la bautizara, pues solo se detuvo
brevemente antes de seguir viaje; no desembarcara en ella; y ni siquiera
tuviera interés en anotar en su diario el nombre indígena de la isla, que seguramente
le dijeron los 7 nativos capturados para lenguas en San Salvador -o acaso ya
solo quedaban 6- y que llevaba prisioneros en su nave.
(Esta es una “nota en proceso” –que también
existen– de mis lecturas del viaje de Colón por América. La publicó porque sé
que a muchos amigos les interesará o al menos les hará gracia lo anotado. Dejó
solo los apellidos de los historiadores, pues los lectores del tema conocen a
la perfección el nombre de pila de los citados).
[1] Lunes 15 de octubre.- «Había temporejado esta noche con temor de no llegar a tierra a
surgir antes de la mañana, y por no saber si la costa era limpia de bajas, y en
amaneciendo cargar velas. Y como la isla fuese más lejos de 5 leguas, antes
será 7, y la marea me detuvo, sería
mediodía cuando llegué a la dicha isla. Y
fallé que aquella haz que es de la parte de la isla de San Salvador se corre
Norte Sur y hay en ella 5 leguas, y la otra que yo seguí se corría Leste Oueste
y hay en ella más de 10 leguas. Y como de esta isla vi otra mayor al Oueste, cargué las velas por andar
todo aquel día fasta la noche, porque aún no pudiera haber andado al cabo del
Oueste, a la cual puse nombre la isla de Santa María de la Concepción
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