martes, 24 de febrero de 2015

LA INNOMBRADA SEGUNDA ISLA DE COLÓN

Fernando Tola de Habich

De acuerdo al diario del primer viaje de Colón, al menos tal como lo conocemos en la transcripción y resumen de Bartolomé de Las Casas, entre San Salvador y Santa María de la Concepción existe una isla intermedia a la que la armada colombina llega al mediodía del 15 de octubre de 1492[1].
Sin embargo, esta isla –la segunda que ve Colón al llegar a América– no es mencionada en su Historia de las Indias por Las Casas, ni por Hernando Colón, ni por Bernáldez; tampoco hacen referencia a ella los historiadores tempranos Mártir, Gómara y Oviedo, quienes ignoran todo sobre las primeras islas; y menos aún se ocupan de ella los historiadores contemporáneos como Cappa, Madariaga, Morison, Ballesteros Beretta, Guillén, Gandia, Heers, Fernández Álvarez, Szaszdi, Arranz y Fernández Armesto.
Es cierto que no tiene importancia en cuanto isla por no ser visitada ni bautizada por Colón, pero si tiene valor histórico registrar que esta segunda isla a la que llegó en 1492 el descubridor de América, solo mereció un acto de desprecio debido a que vio en lontananza una isla más grande, acto que, además implica también una actitud selectiva en el recorrido de Colón por el Caribe.
Fernández de Navarrete opina que Colón llama con el nombre de Santa María de la Concepción a un conjunto de islas, que actualmente se llaman Los Caicos (y es de suponer que ahí estaba incluida “la innombrada”), en base a que la nota del 16 de octubre del diario, se inicia refiriéndose a que partió de “las islas de Santa María de la Concepción”, plural que le sirve para dar sentido a su hipótesis.
Consuelo Varela, la gran especialista en Colón, en su síntesis del primer viaje no solo no menciona esta isla no bautizada, sino que va más allá y tampoco registra el descubrimiento de la isla Santa María de la Concepción, pero peor aún, anota que el descubrimiento de la isla Fernandina fue el 15 de octubre y no el 16 de octubre como señala el diario (desliz originado seguramente por la confusión de fechas que aparecen en el diario para los días que van del 15 al 17 de octubre de 1492, y sobre el que estoy tratando de escribir un artículo).
Otro sorprendente fallo de lectura se produce en el texto en que otro especialista en Colón, Varela Marcos, analiza el recorrido de Colón por Las Antillas, pues no solo olvida la isla innombrada sino que sitúa la llegada a Santa María de la Concepción al mediodía el 15 de octubre y señala que desembarcaron al noroeste de la isla, lo cual se realiza, según el diario, al día siguiente, 16 de octubre.
Quien sí menciona la isla intermedia, aunque sin hacer el menor comentario, es Manzano, pues sigue literalmente al diario de Colón.
Ramos, en su edición del diario (1995), lamenta que las Casas no trasladara el nombre de esta isla donde no desembarca, pues así “no se habrían originado las confusiones que se han producido en el identificación del itinerario colombino en esta parte”.
En mi opinión, lo más probable es que Colón no la bautizara, pues solo se detuvo brevemente antes de seguir viaje; no desembarcara en ella; y ni siquiera tuviera interés en anotar en su diario el nombre indígena de la isla, que seguramente le dijeron los 7 nativos capturados para lenguas en San Salvador -o acaso ya solo quedaban 6- y que llevaba prisioneros en su nave.

(Esta es una “nota en proceso” –que también existen– de mis lecturas del viaje de Colón por América. La publicó porque sé que a muchos amigos les interesará o al menos les hará gracia lo anotado. Dejó solo los apellidos de los historiadores, pues los lectores del tema conocen a la perfección el nombre de pila de los citados).





[1] Lunes 15 de octubre.- «Había temporejado esta noche con temor de no llegar a tierra a surgir antes de la mañana, y por no saber si la costa era limpia de bajas, y en amaneciendo cargar velas. Y como la isla fuese más lejos de 5 leguas, antes será 7, y la marea me detuvo, sería mediodía cuando llegué a la dicha isla. Y fallé que aquella haz que es de la parte de la isla de San Salvador se corre Norte Sur y hay en ella 5 leguas, y la otra que yo seguí se corría Leste Oueste y hay en ella más de 10 leguas. Y como de esta isla vi otra mayor al Oueste, cargué las velas por andar todo aquel día fasta la noche, porque aún no pudiera haber andado al cabo del Oueste, a la cual puse nombre la isla de Santa María de la Concepción

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